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  • Foto del escritorDaniel Raya

Temudjin

Antoine Ozanam y Antoine Carrion mezclan la increíble leyenda de Gengis Kan (cuyo nombre real era Temudjin) con los mundos de fantasía propios de La princesa Mononoke. Un libro bello y trepidante.

Hace unos meses que me encontré con este cómic en la pagina de Spaceman Project para reservar, no sabia que ya se había publicado en nuestro país hacia tiempo, pero la edición integral y las buenas criticas que tenia me hicieron caer en la tentación. Y la verdad es que no puedo estar más contento con la compra.


La historia


La noche en que nació Temudjin, el viejo chaman Özbeg llegó tarde. Cuando llegó a la escena, los miembros de la tribu estaban muy agitados. Era demasiado tarde para salvar a la madre y los eventos oscuros rodearon la concepción de este niño. pero todo eso, el chaman ya lo sabía. ¡Había sido contactado por espíritus para ayudar a este pequeño ser, para que pudiera vivir y así dar rienda suelta a su fabuloso destino! Entre historia y ficción: el guionista Antoine Ozanam ofrece una variación personal sobre la juventud de Genghis Khan; una ficción, un "renacimiento" de la vida de este gran Khan mongol. La idea es que la vida es solo un ciclo y que personalidades fuertes y destinos excepcionales pueden repetirse, pero de una manera ligeramente diferente. Por lo tanto, es de hecho Temudjin, quien se convertirá en Genghis Khan en otro momento, en otra vida.




Adoptado por el chamán Özbeg, Temujin se beneficia de una educación cercana a los espíritus. Incluso resulta tener un talento particular que le permite recuperar las almas de los fallecidos. Esta juventud chamánica y su vínculo particular con Ayami (el espíritu de la Madre Tierra) empujarán a Temudjin a convertirse en la guía del pueblo mongol: el gran Genghis Khan. Sin embargo, el hilo de los acontecimientos en esta historia sugiere que el destino de este líder carismático podría haber sido muy diferente en esta otra vida.




La historia se narra magistralmente con unos dibujos que hablan por sí solos, dotando el escenario de una magia y encanto singulares. Es de hecho lo que más me ha sorprendido del cómic, la poca falta de intervención de diálogos, como es el arte el que es capaz de llevar el peso de la narrativa llevando al lector por un camino de emociones y situaciones que puede que no se puedan expresar con palabras. La mezcla entre la realidad y el mundo onírico, donde pasa gran parte de la aventura el protagonista, se entremezclan de una forma perfecta sin llegar a confundir al lector.



Sin duda, una de esas historia diferentes, que pueden llegar a pasar desapercibidas, pero que si tenéis la posibilidad de haceros con ella, no os dejara indiferentes.





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